Las canciones de Sefarad resuenan
en Córdoba cinco siglos después

Françoise Atlan y Sebastián de la Obra recuperan la memoria musical sefardí en un excepcional CD con diecisiete joyas de la tradición vocal

Françoise Atlan está feliz. Sostiene un pandero en la mano y canta, una y otra vez, estrofas antiquísimas en ladino, hebreo y árabe. Sentado a su izquierda, Simon Armour tañe en el bouzouqui notas agudas como arrancadas de otro tiempo. Estamos en la biblioteca de la Casa de Sefarad de Córdoba. Una de las mejores bibliotecas sefardíes de Europa. Su director observa la escena en silencio. No es una escena cualquiera. Podríamos decir que estamos ante una imagen histórica. Hace exactamente 532 años salieron algunas de estas melodías de España y vagaron durante siglos por el Mediterráneo de boca en boca, de familia en familia, de memoria en memoria.

Françoise Atlan, en su actuación en Casa de Sefarad el pasado 12 de abril

Y hoy regresan a Córdoba. La cantante y musicóloga francesa Françoise Atlan ultima los ajustes del concierto que mañana protagonizará en el patio de la Casa de Sefarad. No será un concierto cualquiera. Aquí, en esta formidable biblioteca, la extraordinaria cantante sefardí y otros cuatro músicos grabaron hace apenas dos meses un memorable CD con diecisiete joyas de la tradición musical judeoespañola. El disco fue concebido por Sebastián de la Obra, uno de los más tenaces custodios españoles de la memoria sefardí.

“Es un deber para mí”, proclama Françoise Atlan, sentada en este microuniverso de papel que se esconde en el corazón de la Judería cordobesa. “No voy a decir que tengo una misión en el mundo. Pero creo que es una reparación para mi familia tantos siglos después”. Su familia fue expulsada de España como miles de judíos y se refugió en el norte de Marruecos. Aunque no dispone de pruebas fehacientes, su madre siempre ha sostenido que sus orígenes se remontan a Córdoba. Y Françoise Atlan se siente felizmente cordobesa.

Algunas de estas canciones populares que quedarán impresas para siempre en el CD las escuchaba Atlan de su abuela. Son canciones de mujeres. Cantos litúrgicos hebreos y letras que festejaban el ciclo de la vida. Hay canciones de amor, de desencanto, de boda, de celebración, de cuna. “Yo he escuchado a las mujeres de mi familia cantando todas estas canciones, que son una tradición vocal inconsciente”, argumenta.

Françoise Atlan es una cantante fundamental en la recuperación de las músicas del Mediterráneo, singularmente la sefardí. De origen argelino y residente en Marsella, es dueña de una voz prodigiosa, que articula una amplia gama de registros y tradiciones musicales de las dos orillas. Su talento ha viajado a medio mundo. Desde Nueva York a Israel, desde Túnez a México. Por eso, su presencia en la Casa de Sefarad de Córdoba es un acontecimiento único. Y su director es consciente de ello.

Sebastián de la Obra se dirige al público en la presentación del CD ¡Zajor Sefarad!

La relación de la cantante sefardí y Sebastián de la Obra arranca desde hace años. Françoise Atlan no lo recuerda. Pero el director de Casa de Sefarad sí. Fue hace quince años en Marraquech en el contexto de un congreso sobre judaísmo marroquí. Tiempo después, la musicóloga francesa contactó por correo electrónico con Sebastián de la Obra. “Estoy en España y me gustaría poder ir a cantar a la Casa de Sefarad”, le confesó. Pero el centro de memoria cordobés es una entidad modesta, sin recursos suficientes para pagar el caché de una artista de su nivel. “Lo que te puedo ofrecer es que vengas a hablar de la música sefardí y las mujeres”, le sugirió Sebastián de la Obra como alternativa. Y Françoise Atlan se presentó en Casa de Sefarad. La cantante sefardí no habló. Cogió un simple pandero y, para sorpresa de todos, dio un soberbio recital a capela que aún se recuerda en la Judería.

“No tengo palabras para describir qué sentí el día que canté aquí en la sala de las mujeres”, admite ahora la cantante. “Me sentí conectada y en plenitud”. Para Françoise Atlan, Córdoba y la Casa de Sefarad representan un regreso inesperado a los orígenes. “La identidad musulmana está muy asumida aquí. Se ve a simple vista en la Mezquita. Pero la presencia judía no se ve, aunque se siente. Sebastián y la Casa de Sefarad lo están haciendo muy bien. Recuperan una memoria de todos los andaluces. Córdoba tiene que reapropiársela. Porque es su memoria y una parte de Al Andalus”.

Para Françoise Atlan, la Casa de Sefarad es un “templo de sabiduría”. “Y el alma de este templo es Sebastián”, asegura ante la mirada atenta del director. Fue él quien le propuso la idea de embarcarse en esta aventura oceánica a través de la recuperación de la música sefardí. En su voluntad enciclopédica de recopilar la historia hispanojudía, descubrió en una librería de viejo de Buenos Aires un excepcional catálogo de partituras sefardíes. Sebastián de la Obra se acerca a una estantería y extrae varios volúmenes de Chants Judéo Espagnols, de Isaac Levy, padre de la cantante Yasmin Levy.

Algunas de las canciones del disco han sido prestadas del inventario de Levy, aunque modificadas en sus melodías tradicionales. “Estoy muy orgullosa de que Sebastián me haya elegido para grabar este disco”, subraya Atlan. En septiembre de 2023 acordaron poner en marcha la iniciativa y en enero de 2024 ya estaban atrincherados en la biblioteca para dar a luz ¡Zajor, Sefarad!, que significa en castellano ¡Recuerda, Sefarad! Françoise Atlan contactó con el productor Lauren Serrano y contrataron a un grupo excelente de instrumentistas: Maité de Man (violín y voz), Simon Armour (guitarra, bouzouqui y laúd), Joauad Nidhal (qanún) y Alejandro Téllez (voz).

El día que comenzó la grabación llovía en Córdoba. La ciudad se encontraba vacía. “Era una sensación mística”, afirma Atlan. “Y me pareció una señal de buena suerte”. Cuando Lauren Serrano accedió a la sala de grabación se quedó verdaderamente impactado. Nunca antes había grabado un disco en una biblioteca. Menos aún en un templo de papel repleto de sabiduría sefardí. Y el resultado ha merecido la pena. “El disco tiene un sonido magnífico”, revela la cantante francomarroquí.

Françoise Atlan se expresa en un correcto español, a caballo entre el ladino y el andaluz. También domina el hebreo, el árabe y el francés. Son las lenguas que escuchaba en casa desde muy niña. Su padre es de origen argelino. Desciende de familias bereberes que se convirtieron al judaísmo desde tiempo inmemorial. Ella ya nació en Francia. Estudió musicología en el Conservatorio donde cinceló una extraordinaria carrera artística forjada sobre las tradiciones vocales mediterráneas.

Sebastián de la Obra y Françoise Atlan, en Casa de Sefarad

La mayor parte de las diecisiete canciones del CD son del siglo XIX y XX, aunque hay un canto antiguo datado en el XIII. Hay composiciones de Tánger cantadas en jaquetía, el dialecto de los judíos sefardíes exiliados en Marruecos. También se recogen en el disco temas en ladino tradicionales de Turquía, Grecia y los Balcanes. El trabajo discográfico tiene una riqueza idiomática extraordinaria. En él confluyen el hebreo, el turco, el árabe, el ladino y la jaquetía.

La música es uno de los tres pilares fundamentales del patrimonio cultural hispanojudío. Así lo sostiene Sebastián de la Obra en el librito que acompaña a la cuidada edición del CD. “La diáspora marca el origen de la tradición musical sefardí”, indica el texto. Aunque, en realidad, hay que remontarse a Al Andalus para localizar la vieja tradición músico-vocal judeoespañola. En el periodo andalusí fue cuando todo el repertorio litúrgico y profano judío alcanza un “desarrollo espectacular”. El hebreo experimentó un florecimiento sin precedentes en paralelo al proceso de arabización profunda que transformó a la península. “Es la edad de oro del judaísmo medieval”, puntualiza Sebastián de la Obra.

La música sefardí se despliega en tres géneros básicos: el romancero, las coplas y el cancionero. Los romances son composiciones poéticas estructuradas en versos de dieciséis sílabas divididos en dos octosílabos. Pueden ser de temática épica, histórica, bíblica, amorosa o religiosa y se han cantado a lo largo del Mediterráneo, desde Estambul a Tetuán o Alejandría. Las coplas, por su parte, son una sucesión de estrofas con el mismo esquema métrico y se desarrollaron entre los siglos XVIII y XIX en las comunidades judías del norte de África y los territorios del Imperio Otomano. Y mientras que el romancero se transmite por tradición oral, las coplas perviven gracias a la edición escrita y su función es la recordar la liturgia judaica.

Sin embargo, la modalidad más popular de la música sefardí es el cancionero, que se consolida en los siglos XIX y XX. Es una expresión híbrida que adopta diversas formas métricas y se nutre del hebreo, el francés, el italiano, el árabe y el turco en un formidable “proceso de ósmosis”. Las mujeres son protagonistas absolutas del cancionero, que se transmite de generación a generación, en un fenómeno que explica líneas más arriba con gran sencillez la cantante Françoise Atlan.

La artista francesa repasa con Simon Armour algunas canciones del concierto. Mañana, 12 de abril, será la puesta de largo del CD y todo debe quedar perfectamente encajado. Si el público pide un bis, tiene preparada una divertida canción culinaria: Siete modos de guisar la berenjena. Françoise Atlan exhibe en este tema toda su capacidad vocal y expresiva. “Me encanta que la gente de Andalucía pueda disfrutar de este repertorio”, proclama. “Estoy muy contenta con este proyecto”.

Son las 12.25 de la mañana. Hay que darse prisa. La radio espera a Sebastián de la Obra y a la cantante sefardí para presentar el disco. Un memorable disco. Y mañana es el gran día. Las canciones de la tradición hispanojudía volverán a dejarse oír en el corazón de Córdoba cinco siglos después. Y eso hay que celebrarlo.

Françoise Atlan está feliz. Sostiene un pandero en la mano y canta, una y otra vez, estrofas antiquísimas en ladino, hebreo y árabe. Sentado a su izquierda, Simon Armour tañe en el bouzouqui notas agudas como arrancadas de otro tiempo. Estamos en la biblioteca de la Casa de Sefarad de Córdoba. Una de las mejores bibliotecas sefardíes de Europa. Su director observa la escena en silencio. No es una escena cualquiera. Podríamos decir que estamos ante una imagen histórica. Hace exactamente 532 años salieron algunas de estas melodías de España y vagaron durante siglos por el Mediterráneo de boca en boca, de familia en familia, de memoria en memoria.

Françoise Atlan, Patio Casa de Sefarad

Y hoy regresan a Córdoba. La cantante y musicóloga francesa Françoise Atlan ultima los ajustes del concierto que mañana protagonizará en el patio de la Casa de Sefarad. No será un concierto cualquiera. Aquí, en esta formidable biblioteca, la extraordinaria cantante sefardí y otros cuatro músicos grabaron hace apenas dos meses un memorable CD con diecisiete joyas de la tradición musical judeoespañola. El disco fue concebido por Sebastián de la Obra, uno de los más tenaces custodios españoles de la memoria sefardí.

“Es un deber para mí”, proclama Françoise Atlan, sentada en este microuniverso de papel que se esconde en el corazón de la Judería cordobesa. “No voy a decir que tengo una misión en el mundo. Pero creo que es una reparación para mi familia tantos siglos después”. Su familia fue expulsada de España como miles de judíos y se refugió en el norte de Marruecos. Aunque no dispone de pruebas fehacientes, su madre siempre ha sostenido que sus orígenes se remontan a Córdoba. Y Françoise Atlan se siente felizmente cordobesa.

Algunas de estas canciones populares que quedarán impresas para siempre en el CD las escuchaba Atlan de su abuela. Son canciones de mujeres. Cantos litúrgicos hebreos y letras que festejaban el ciclo de la vida. Hay canciones de amor, de desencanto, de boda, de celebración, de cuna. “Yo he escuchado a las mujeres de mi familia cantando todas estas canciones, que son una tradición vocal inconsciente”, argumenta.

Françoise Atlan es una cantante fundamental en la recuperación de las músicas del Mediterráneo, singularmente la sefardí. De origen argelino y residente en Marsella, es dueña de una voz prodigiosa, que articula una amplia gama de registros y tradiciones musicales de las dos orillas. Su talento ha viajado a medio mundo. Desde Nueva York a Israel, desde Túnez a México. Por eso, su presencia en la Casa de Sefarad de Córdoba es un acontecimiento único. Y su director es consciente de ello.

Sebastián de la Obra, presentación del CD ¡Zajor Sefarad!

La relación de la cantante sefardí y Sebastián de la Obra arranca desde hace años. Françoise Atlan no lo recuerda. Pero el director de Casa de Sefarad sí. Fue hace quince años en Marraquech en el contexto de un congreso sobre judaísmo marroquí. Tiempo después, la musicóloga francesa contactó por correo electrónico con Sebastián de la Obra. “Estoy en España y me gustaría poder ir a cantar a la Casa de Sefarad”, le confesó. Pero el centro de memoria cordobés es una entidad modesta, sin recursos suficientes para pagar el caché de una artista de su nivel. “Lo que te puedo ofrecer es que vengas a hablar de la música sefardí y las mujeres”, le sugirió Sebastián de la Obra como alternativa. Y Françoise Atlan se presentó en Casa de Sefarad. La cantante sefardí no habló. Cogió un simple pandero y, para sorpresa de todos, dio un soberbio recital a capela que aún se recuerda en la Judería.

“No tengo palabras para describir qué sentí el día que canté aquí en la sala de las mujeres”, admite ahora la cantante. “Me sentí conectada y en plenitud”. Para Françoise Atlan, Córdoba y la Casa de Sefarad representan un regreso inesperado a los orígenes. “La identidad musulmana está muy asumida aquí. Se ve a simple vista en la Mezquita. Pero la presencia judía no se ve, aunque se siente. Sebastián y la Casa de Sefarad lo están haciendo muy bien. Recuperan una memoria de todos los andaluces. Córdoba tiene que reapropiársela. Porque es su memoria y una parte de Al Andalus”.

Para Françoise Atlan, la Casa de Sefarad es un “templo de sabiduría”. “Y el alma de este templo es Sebastián”, asegura ante la mirada atenta del director. Fue él quien le propuso la idea de embarcarse en esta aventura oceánica a través de la recuperación de la música sefardí. En su voluntad enciclopédica de recopilar la historia hispanojudía, descubrió en una librería de viejo de Buenos Aires un excepcional catálogo de partituras sefardíes. Sebastián de la Obra se acerca a una estantería y extrae varios volúmenes de Chants Judéo Espagnols, de Isaac Levy, padre de la cantante Yasmin Levy.

Algunas de las canciones del disco han sido prestadas del inventario de Levy, aunque modificadas en sus melodías tradicionales. “Estoy muy orgullosa de que Sebastián me haya elegido para grabar este disco”, subraya Atlan. En septiembre de 2023 acordaron poner en marcha la iniciativa y en enero de 2024 ya estaban atrincherados en la biblioteca para dar a luz ¡Zajor, Sefarad!, que significa en castellano ¡Recuerda, Sefarad! Françoise Atlan contactó con el productor Lauren Serrano y contrataron a un grupo excelente de instrumentistas: Maité de Man (violín y voz), Simon Armour (guitarra, bouzouqui y laúd), Joauad Nidhal (qanún) y Alejandro Téllez (voz).

El día que comenzó la grabación llovía en Córdoba. La ciudad se encontraba vacía. “Era una sensación mística”, afirma Atlan. “Y me pareció una señal de buena suerte”. Cuando Lauren Serrano accedió a la sala de grabación se quedó verdaderamente impactado. Nunca antes había grabado un disco en una biblioteca. Menos aún en un templo de papel repleto de sabiduría sefardí. Y el resultado ha merecido la pena. “El disco tiene un sonido magnífico”, revela la cantante francomarroquí.

Françoise Atlan se expresa en un correcto español, a caballo entre el ladino y el andaluz. También domina el hebreo, el árabe y el francés. Son las lenguas que escuchaba en casa desde muy niña. Su padre es de origen argelino. Desciende de familias bereberes que se convirtieron al judaísmo desde tiempo inmemorial. Ella ya nació en Francia. Estudió musicología en el Conservatorio donde cinceló una extraordinaria carrera artística forjada sobre las tradiciones vocales mediterráneas.

Françoise Atlan y Sebastián de la Obra, Casa de Sefarad

La mayor parte de las diecisiete canciones del CD son del siglo XIX y XX, aunque hay un canto antiguo datado en el XIII. Hay composiciones de Tánger cantadas en jaquetía, el dialecto de los judíos sefardíes exiliados en Marruecos. También se recogen en el disco temas en ladino tradicionales de Turquía, Grecia y los Balcanes. El trabajo discográfico tiene una riqueza idiomática extraordinaria. En él confluyen el hebreo, el turco, el árabe, el ladino y la jaquetía.

La música es uno de los tres pilares fundamentales del patrimonio cultural hispanojudío. Así lo sostiene Sebastián de la Obra en el librito que acompaña a la cuidada edición del CD. “La diáspora marca el origen de la tradición musical sefardí”, indica el texto. Aunque, en realidad, hay que remontarse a Al Andalus para localizar la vieja tradición músico-vocal judeoespañola. En el periodo andalusí fue cuando todo el repertorio litúrgico y profano judío alcanza un “desarrollo espectacular”. El hebreo experimentó un florecimiento sin precedentes en paralelo al proceso de arabización profunda que transformó a la península. “Es la edad de oro del judaísmo medieval”, puntualiza Sebastián de la Obra.

La música sefardí se despliega en tres géneros básicos: el romancero, las coplas y el cancionero. Los romances son composiciones poéticas estructuradas en versos de dieciséis sílabas divididos en dos octosílabos. Pueden ser de temática épica, histórica, bíblica, amorosa o religiosa y se han cantado a lo largo del Mediterráneo, desde Estambul a Tetuán o Alejandría. Las coplas, por su parte, son una sucesión de estrofas con el mismo esquema métrico y se desarrollaron entre los siglos XVIII y XIX en las comunidades judías del norte de África y los territorios del Imperio Otomano. Y mientras que el romancero se transmite por tradición oral, las coplas perviven gracias a la edición escrita y su función es la recordar la liturgia judaica.

Sin embargo, la modalidad más popular de la música sefardí es el cancionero, que se consolida en los siglos XIX y XX. Es una expresión híbrida que adopta diversas formas métricas y se nutre del hebreo, el francés, el italiano, el árabe y el turco en un formidable “proceso de ósmosis”. Las mujeres son protagonistas absolutas del cancionero, que se transmite de generación a generación, en un fenómeno que explica líneas más arriba con gran sencillez la cantante Françoise Atlan.

La artista francesa repasa con Simon Armour algunas canciones del concierto. Mañana, 12 de abril, será la puesta de largo del CD y todo debe quedar perfectamente encajado. Si el público pide un bis, tiene preparada una divertida canción culinaria: Siete modos de guisar la berenjena. Françoise Atlan exhibe en este tema toda su capacidad vocal y expresiva. “Me encanta que la gente de Andalucía pueda disfrutar de este repertorio”, proclama. “Estoy muy contenta con este proyecto”.

Son las 12.25 de la mañana. Hay que darse prisa. La radio espera a Sebastián de la Obra y a la cantante sefardí para presentar el disco. Un memorable disco. Y mañana es el gran día. Las canciones de la tradición hispanojudía volverán a dejarse oír en el corazón de Córdoba cinco siglos después. Y eso hay que celebrarlo.